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Un equipo son un número concreto de personas que poseen competencias complementarias y que se esfuerzan por conseguir un objetivo común del cual se sienten fuertemente responsables.
Si eres tú el que está encargado de la gestión asegúrate de que cuando pides a tus colaboradores que trabajen en grupo todos aceptan las siguientes premisas para el buen funcionamiento de un equipo:

  • Todos queremos estar en el equipo
  • Todos aportamos ideas valiosas y valoramos las de los demás
  • Todos sabemos el objetivo que hay que conseguir
  • Conseguir el objetivo depende de todos por igual
  • Todos sabemos qué tenemos que hacer para conseguir el objetivo

En mi trabajo suelo tener que integrar los equipos en el papel de coach o asesor, sin embargo esta semana he vivido dos situaciones que me han hecho volver a darme cuenta de lo potente que puede ser pertenecer a un equipo desde su interior en cualquier otro papel. Y he vuelto a validar lo que dice el refrán: “para ir rápido, camina solo, para ir lejos camina en grupo”.

Trabajar en equipo puede parecer lento si no hay una preparación previa. Como líder debes de estar seguro que las personas que integran tu equipo han desarrollado o quieren desarrollar las competencias necesarias para que sea posible conseguir ese objetivo común.

Aquí están algunas de las habilidades más necesarias:

Flexibilidad

¿Estás preparado para aceptar que hay personas que tienen ideas diferentes a las tuyas, que puede que no estén de acuerdo contigo o que puntualicen algunas de las cosas que haces? Pregunta a tus colaboradores qué piensan, sin juzgarlos, a veces, los directivos tienden a preguntar pero como ya saben la repuesta que quieren ni siquiera escuchan lo que les están diciendo sus colaboradores o si les escuchan lo hacen juzgándoles. Así lo único que consigues es que no exista intercambio de ideas y no crezca el equipo.

La mejor manera de reconducirnos como seres humanos es mediante el refuerzo positivo. Hay numerosos estudios que explican cuánto es de eficaz reconocer todo aquello que las personas están haciendo bien. A la vez, de forma más discreta, aquello que necesitan mejorar puedes irlo guiando de manera positiva. En el fondo no podemos olvidar nuestro origen animal, así que nos guste o no funcionamos igual. Todos queremos algo tan básico como es la atención. Si cada vez que hacemos algo bien recibimos un reconocimiento (una palabra, un privilegio…) querremos repetir ese comportamiento más veces. Lo mismo sucede con un comportamiento erróneo. Recuerda, lo que buscamos es atención.

Por último, si considereas que el cerebro no admite la negación a nivel visual, cada vez que estás diciendo a alguien que no puede hacer esto o aquello o que ha hecho esto o aquello mal, esas son las imágenes que está colocando en su cerebro y no la imagen de lo que sería hacerlo bien. Es como si te pido que no pienses en un elefante azul con lunares rojos… ¡te he dicho que no pienses en él!

Compromiso

Últimamente me he unido a un grupo de teatro y hemos preparado una obra que presentamos dentro de poco. Si uno de nosotros falta un día al ensayo crea un problema al resto del grupo. Si uno de nosotros falta el día de la función hace que todo el equipo fracase porque no se podrá presentar la obra. Esto se llama compromiso. En los equipos bien formados todos saben que unos dependen de los otros porque cada uno tiene competencias complementarias. Por ejemplo, si estás en un equipo cuyo objetivo es crear una nueva web para una empresa y de los tres integrantes uno realiza los textos, otro el diseño y otro monta la web, todos deben querer hacer su parte. Esto es como en la función de teatro “no compromiso, no party”.
Confianza
En que el otro lo va a hacer bien. En un equipo en que las personas tienen competencias complementarias es básico confiar en los demás.

Para los líderes la capacidad de delegar y de creer en sus colaboradores es importante. Ahora, presta atención cuando delegas tienes que ser consciente de que el resultado será diferente al que esperas y que tienes que estar bien con ello. Si las personas que integran tu equipo son las correctas debes saber que aunque el resultado sea diferente van a mantener la calidad o que quizá las tienes que formar todavía más. Lo importante es que sientan que confías en ellos.

Hay un experimento científico que se realizó en un colegio en que se dividió a un grupo de niños en alumnos excelentes y alumnos con retos de aprendizaje. Durante un año estuvieron con profesores que sabían el grupo que tenían y los alumnos obtuvieron unos resultados. Al año siguiente el grupo de alumnos excelentes lo cogió un profesor al que se le dijo que era el grupo con retos y viceversa. La sorpresa llegó cuando a final de año los alumnos que eran excelentes pero que el profesor pensaba que tenían retos, habían bajado su rendimiento y los que tenían retos pero el profesor pensaba que eran los excelentes habían mejorado. Es decir, que las expectativas de los profesores influyen proporcionalmente en el rendimiento de sus alumnos.

Lo mismo acurre en un equipo, tus expectativas si eres el líder harán que tus colaboradores se desarrollen mejor o peor según pienses de forma positiva o negativa sobre ellos.

Autocontrol

En Japón usan una práctica entre los profesores por la que en el momento que notan que se están poniendo nerviosos con un alumno porque ha tenido un comportamiento erróneo no pueden decidir la sanción. Tiene que pasar un tiempo antes de que puedan hacerlo.

Y es que se sabe que en el momento de sentir una emoción muy fuerte sufrimos lo que Daniel Goleman, máximo experto en inteligencia emocional, llama “secuestro emocional”. Tu cerebro no es capaz de gestionar ninguna información que vaya en contra de lo que estás sintiendo o lo que crees en ese momento.

Por esto si estás gestionando o participas en un grupo ten en cuenta este momento y prueba a hacer lo que popularmente es “consultar con la almohada”, dejar pasar un tiempo antes de actuar impulsivamente.

Como dice el refrán «para ir rápido camina solo, para ir lejos camina en grupo»

Qué tengas una buena semana

Paloma

Paloma Sanz es Mind Coach y especialista en procesos de mejora a partir de técnicas de Programación Neurolingüística. Trabaja en el mundo de la empresa, con clientes individuales y con deportistas ayudándoles a creer más en su potencial y a llegar ahí donde quieren.